Nos acosan todos los días desde multitud de medios con preguntas sin respuesta certera sobre el futuro. En tiempos de crisis pensamos en el futuro en busca de esperanzas y de razones, en busca de sustitutos al presente actual que no parece acabar nunca. Un presente que de incierto se vuelve opresivo y patente en todos los aspectos de la vida. En tiempos de crisis escasean los momentos atemporales capaces de escapar a la actualidad. Todos los sucesos están de forma más evidente que nunca anclados a su tiempo. A nuestro tiempo.
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Balneario abandonado a orillas del Mar Menor - Foto de Alberto Vicente Tomás
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El fin de semana anterior a la declaración del estado de alarma acompañé a un amigo aficionado a la fotografía en su visita a varios puntos particularmente significativos del entorno del Mar Menor sin más intención que inmortalizar la belleza rota de esta joya mediterránea. Inmortalizar lo que fue, lo que pudo ser, lo que es. Los frutos de nuestro tiempo.
Las ruinas recientes no suelen despertar demasiado interés en el público. Las causas de su abandono y falta de cuidado suelen estar aún en activo y los responsables, activos o pasivos, de su caída prefieren no demorarse en darles publicidad por interés o pura vergüenza. Mientras, quienes viven la decadencia en primera línea, quienes de verdad la sienten en sus carnes carecen de la visión de conjunto suficiente. Los múltiples problemas a los que se enfrentan no les dejan espacio suficiente para dar un par de pasos atrás y tomar perspectiva. Las ruinas recientes están atrapadas en el presente.
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Manantial en el entorno de la Rambla del Albujón - Foto de Alberto Vicente Tomás
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Las heridas del Mar Menor son evidentes desde la orilla. Condenado por nadie y castigado por todos, la vista y el olfato delatan la gravedad de su estado. El cieno, los insectos, las algas en descomposición, el crecimiento descontrolado de algas filamentosas, la Rambla del Albujón y los manantiales cercanos; no hay excusas ni mentiras que puedan esconder estas realidades, al igual que tampoco hay excusas y mentiras que puedan esconder las consecuencias de esta catástrofe ecológica en los municipios ribereños. El Mar Menor sufre y con el los vecinos de la comarca que de él dependen.
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Encañizada de la Torre a lo lejos, San Pedro del Pinatar -Foto de Alberto Vicente Tomás |
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A pesar de la degradación la belleza del Mar Menor sigue ahí para quien quiera contemplarla. Un auténtico paraíso litoral único en el mundo que agoniza a la espera de que la sociedad de la Región se de cuenta de que el destino del Mar Menor está en sus manos. Nadie va a venir a salvar el Mar Menor por nosotros y en nuestra mano está ahorrarnos la vergüenza de que desde fuera nos obliguen a hacer ese esfuerzo.
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Flamencos en el Mar Menor - Foto de Alberto Vicente Tomás |
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El destino de la albufera, sea positivo o vergonzante, es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Si la tragedia ecológica en curso se consuma nos manchará por igual a todos los murcianos y por extensión después al resto de españoles. No hacer nada no es una opción. Nos va mucho en ello.
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Las heridas abiertas del Mar Menor - Foto de Alberto Vicente Tomás |
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Espero que estas palabras y estas imágenes os transmitan lo que yo sentí hace ya casi dos meses. La dualidad de las emociones: orgullo y vergüenza, consternación y esperanza, fascinación y tristeza; y la univocidad de la voluntad de darle solución a esta catástrofe. Espero que sirvan para que le prestemos atención a la ruina reciente en la que se está convirtiendo el Mar Menor.
Bravo Fran, escribes muy bien y muy acertadamente, además, llegas al corazón
ResponderEliminarFran enhorabuena una reflexión muy acertada, sentimental y muy bien escrita.
ResponderEliminarEnhorabuena Fran, el artículo me parece muy bueno, una redacción impecable que toca los sentimientos de los que amamos el Mar Menor.
ResponderEliminarVeraneo en la zona 0 desde los 4 años y voy para 50. Añoro los veranos con playas naturales y agua cristalina. Es penoso que año tras año haya tenido que trasladar mi zona de baño a otras playas y que veas cómo playas emblemáticas como Mar de Cristal ahora estén turbias y marrones!
Nuestra asociación de vecinos lleva unos 20 años dando la lata con manifestaciones, nuestra lucha no es de un día, pero los intereses económicos mandan. Antes sólo éramos unos pocos los afectados de Punta Brava/Los Urrutias a los Nietos, pero desde hace unos 4/5 años es cuando se ha generalizado a todo el Mar Menor. Es una pena. No nos hicieron caso a unos pocos, y siguen sin hacernos caso ahora que somo más.
Aunque dicen que la naturaleza es sabia y se regenerará sola, yo sinceramente pienso que no es la solución. ¡Espero que no lleguemos demasiado tarde!
¡Las fotografías son una pasada!
Me han encantado las fotos y el texto, que llega porque nadie puede quedar impasible ante la muerte lenta de un espacio que forma parte de nuestras vidas, y por la delicadeza del tono, sin caer en el lloriqueo. Coincido con Salva en cuanto a lo bien que escribes, pero añadiría un matiz a la petición de reacción social: es el gobierno regional el que debe cambiar ya mismo su rol, de víctima a responsable, atajando el problema con valentía y de una vez por todas.
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ResponderEliminarEn efecto Fran, las heridas más recientes son las que más cuesta mirar, pero las que más hacen sufrir. Un saludo.