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Mostrando entradas de mayo, 2020

Libertad y el barrio de Salamanca

Libertad es una palabra desgastada, que ha quedado perfectamente pulida y sin aristas de tantos que la han manoseado y utilizado. Es un canto rodado del río del lenguaje y de la historia, una curva eterna desde un extremo hasta su contrario, un baile de ondulaciones caprichosas esculpido por todas las manos por las que ha ido pasando. Libertad encaja donde sea, donde haga falta, incluso en los labios del tirano. Hasta en los discursos más totalitarios vamos a encontrar la palabra libertad colmada de laureles, situada en un pedestal. Hoy, igual que ayer y mañana, gritan libertad en las calles del barrio de Salamanca y en otros muchos barrios de España. Gritan y agitan banderas para reclamar una libertad egoísta e irresponsable, y para recordarnos a todos que consideran España suya. Una libertad frente a la sociedad, para independizarse de ella; una libertad frente al resto; libertad, en definitiva, para no contribuir. Son siempre los más pudientes quienes con mayor celo defienden su con

La Región y el valor del Patrimonio Natural

Desde hace años se nos ha lanzado la demagógica idea de que el ecologismo es el capricho de unos pocos. Quieren convencernos de que los ecologistas son un puñado de hippies dispuestos a quitarle a muchos el pan de la mesa a cambio de conservar un paraje natural cualquiera sin valor alguno, solo para que lo disfruten unos pocos senderistas venidos de la ciudad. Agitan este hombre de paja imbuidos de un egoísmo profundo, y de un espíritu desarrollista propio del siglo pasado, ese espíritu que tantas tragedias ecológicas ha alumbrado; desde el Mar de Aral hasta la Sierra Minera de Cartagena. Para defender el uso y abuso que hacen de la tierra insultan y patalean, y meten el miedo en el cuerpo de los que menos tienen. Nada más lejos de la realidad. El patrimonio natural no es solo un valor en sí mismo justificable por su propia belleza que a todos, pobres o ricos, nos encanta contemplar. El patrimonio natural es un capital económico y social que pertenece a todos . Cada vez que se asola un

El Mar Menor como ruina

Nos acosan todos los días desde multitud de medios con preguntas sin respuesta certera sobre el futuro. En tiempos de crisis pensamos en el futuro en busca de esperanzas y de razones, en busca de sustitutos al presente actual que no parece acabar nunca. Un presente que de incierto se vuelve opresivo y patente en todos los aspectos de la vida. En tiempos de crisis escasean los momentos atemporales capaces de escapar a la actualidad. Todos los sucesos están de forma más evidente que nunca anclados a su tiempo. A nuestro tiempo. Balneario abandonado a orillas del Mar Menor - Foto de Alberto Vicente Tomás El fin de semana anterior a la declaración del estado de alarma acompañé a un amigo aficionado a la fotografía en su visita a varios puntos particularmente significativos del entorno del Mar Menor sin más intención que inmortalizar la belleza rota de esta joya mediterránea. Inmortalizar lo que fue, lo que pudo ser, lo que es. Los frutos de nuestro tiempo. Las ruinas reciente